Mi nombre es
César Mallorquí y nací en Barcelona el 10 de junio de 1953, tengo sesenta y
tres años. Cuando tenía un año mi padre, José Mallorquí, nos trasladó a mi familia
y a mí a Madrid. Como mi padre era escritor, fue el creador de El Coyote, desde
bien pequeño me empezó a gustar la literatura. En la facultad, estudié
periodismo en la universidad de Madrid, en la Universidad Complutense. Empecé a
trabajar, entre otras publicaciones, en la revista La Codorniz y en la cadena
SER en 1970 hasta 1981, que me dediqué como creativo en varias agencias de
publicidad. En 1991 volví a retomar la literatura, ya que la había dejado
durante mi etapa de publicista. Los libros que yo escribo, son especialmente sobre
la ciencia ficción y la fantasía. Desde entonces, he ido publicando mis obras,
en algunas de ellas he obtenido galardones, por ejemplo: La pared de hielo, el coleccionista de sellos, la casa del Doctor
Pétalo, El círculo de Jericó… Conocí a una chica en los cuales me enamoré y
hoy en día es mi mujer. Vivimos juntos en Madrid, juntamente con nuestros dos
hijos.
dijous, 26 de maig del 2016
Yo autor (César Mallorquí)
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AUTOR (César Mallorquí),
YO
divendres, 13 de maig del 2016
Los cinco sentidos (Lágrimas de Shiva)
El libro que nos hemos leído este
tercer trimestre, es el de Las Lágrimas de Shiva. Su autor es César Mallorquí e
ilustrado por Paco Giménez.
En la portada del libro,
predomina el color rojo. Tiene una foto de una parte de la Luna y a simple
vista, parece un libro de misterio. Cuando lo leo, me hace pensar en algo
viejo, en polvo... porque la casa de su familia donde va Javier en verano, es
una casa vieja y grande. También me hace recordar a como era todo hace mucho
tiempo, diferente.
En el libro en sí tiene una
textura fina, sobre todo la portada. Las hojas tienen un tacto más rugoso. Si
me imaginara que el libro fuese un objeto, continuaría siendo un libro pero más
viejo, roto y lleno de polvo.
El libro huele a nuevo,
pero a la vez, como si las páginas estuvieran gastadas. Si estuviera olfateando
el contenido del libro, sería como algún sitio cerrado, con poca ventilación.
Pero también me haría pensar en la playa, en el olor a agua salada.
Si cierro los ojos y pienso en el
libro, escucharía la lluvia caer, porque en la novela llueve bastante. Igual
que en el sentido del olfato, pensaría en las olas de la playa, ya que en la
historia los personajes van a menudo. Una de las cosas en que sí que me he imaginado
a lo largo de la novela ha sido la voz de Azucena, ya que era un personaje que
nunca hablaba. Así que seguramente escucharía su voz.
Si en el libro se pudiera comer,
no creo que tuviera algún gusto agradable, al contrario, creo que sería amargo,
gusto a polvo quizás. Pero como es en verano, también pienso en helados u otras
cosas.
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